Macará, hoy
Alfredo Suquilanda
En 1902, el doctor Manuel Enrique Rengel Suquilanda, nativo de Macará, era diputado por la provincia de Loja y luego secretario de la Cámara Baja, donde, como buen hijo de nuestro pueblo luchó sin descanso hasta lograr que Macará, sea elevado a la categoría de Cantón
Macará no es solamente una ciudad, un cantón, es una vibración del alma y un concepto de unidad nacional porque allí se hace la patria, que la cuenta entre los cantones de mayores virtudes y bellezas; y que virtud más sublime que ser la Centinela del Ecuador, puerta de entrada solemne, un modo original de ser de la naturaleza y del hombre, que ha sabido emanar la pasión por lo heroico con la capacidad para el progreso, un festín de luz en los dinteles del Ecuador.
Macará, la gentil sultana, la espartana, cerebro, alma y corazón de los ecuatorianos, que vibra en su historia ancestral el espíritu de una cultura vertical y profunda que ha creado conciencia y solidez en la nación ecuatoriana, por esto, el 116 años de conmemoración de independencia política, me motiva para llegar al señor presidente de la República y recordarle con la mayor cortesía algunos de los tantos ofrecimientos que se hicieron, en especial a Macará y en general a la frontera sur con la firma del tratado de la Paz en Itamaraty en 1998, después de la Guerra del Cenepa.
Se hace indispensable que se construya la segunda etapa del Plan Maestro de Agua Potable , el tratamiento de aguas residuales, el alcantarillado pluvial, la reparación integral del canal de riego, la extensión de la Universidad de la Paz, que se exonere el pago de impuestos del IVA y los demás que cobra el SRI y el GAD municipal, se declare a Macará como zona de tratamiento especial, se estudie la forma de diversificar los cultivos, se dé tratamiento especial a comerciantes, agricultores y ganaderos en BanEcuador, con intereses preferenciales y con asistencia técnica y emprendimientos por parte del Ministerio de Agricultura Ganadería y la CFN, se cree el Fondo de Desarrollo Fronterizo, con parte de las utilidades del petróleo, se asfalte la vía Macará-La Victoria, que es la única parroquia que no cuenta con un buena vía carrozable en plena frontera, se rehabilite el aeropuerto José María Velasco Ibarra, y se dicte el Reglamento a la Ley de Desarrollo Fronterizo, aprobada hace pocos meses, para cumplir el artículo 249 de la Constitución de la República, con la labor invaluable de asambleístas macareños.
Finalmente deseo invocar al amor y patriotismo de niños, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, estudiantes, comerciantes, ganaderos y macareños de nacimiento y de corazón, para que juntos y unidos en un solo haz de amistad, construyamos el Macará del futuro, grande y próspero.(O).